domingo, 13 de diciembre de 2009

Teoria del desarrollo capitalista. Sweezy. II

II.EL PROBLEMA DEL VALOR CUALITATIVO.

La mercancía es aquello que se produce para el cambio más que para el uso del productor. Por lo tanto cuando estudiamos las mercancías estamos estudiando la relación económica del cambio. Para Adam Smith la división del trabajo es el origen de la economía, lo que nis diferencia a los seres humanos de los animales. Pero para Smith la división del trabajo no es más que una consecuencia del cambio. Ambos conceptos tienen un arraigo intrínseco en la naturaleza humana. Para Smith la producción de mercancías es algo innato en el hombre. Hay relación evidentemente entre la división del trabajo y la producción de mercancías, pero la división del trabajo no tiene por qué implicar necesariamente la producción de mercancías. Por ello, Marx también niega por tanto, que la división del trabajo está unida al cambio. Marx deja claro que la producción de mercancías no es la única forma de economía. Si sólo tomamos atención a la producción de mercancías y dejamos de lado las relaciones sociales que hacen posible esa vida económica, no podemos estudiar verdaderamente la economía política que es una ciencia social, una ciencia que estudia relaciones entre personas.

Las mercancías tienen varios aspectos, el valor de uso, el valor de cambio y el fetichista. El valor de uso es la relación entre el consumidor y el objeto consumido, por tanto es un concepto vacío de contenido social, excluye las relaciones sociales entre los hombres. Pero eso no significa que no tenga que ser analizado desde la economía política ya que es un prerrequisito del consumo.

El valor de cambio es la principal característica de las mercancías. Es la forma exterior de las relaciones sociales entre los propietarios de las mercancías. La relación de cambio no es más que el trabajo conjunto del trabajo individual de productores individuales. La mercancía como valor difiere según la sociedad y época histórica en la que nos situemos, dependiendo de su división del trabajo y de la producción privada. Por tanto el trabajo producido son mercancías de un valor útil.

El trabajo es el valor que está detrás del valor de cambio, y está constituido por el valor de uso y el valor de la mercancía que produce. Si la mercancía tiene un valor de uso, el trabajo es un trabajo útil. Es decir, el trabajo tiene una utilidad, y se representa mediante el valor uso de la mercancía trabajada. Si dejamos de lado la utilidad del trabajo, el trabajo queda simplemente como un desgaste humano.

El trabajo abstracto es trabajo en general, la actividad humana productiva. La abstracción del trabajo es el conjunto de diferentes tipos de trabajo. Con el capitalismo, el trabajo se han convertido como una vía de riqueza y no como la autorrealización del hombre. Con la abstracción del trabajo podemos ver cuál es su uso dependiendo de la necesidad social existente en ese momento, y cuyo desarrollo tiende la capacidad de producción de riqueza.

Las mercancías son trabajo abstracto materializado. Por ello es la mercancía el comienzo del análisis de la economía política. Por tanto la magnitud del valor de la mercancía es la relación de la mercancía con el trabajo que se han necesitado para producirla.

La industrialización ha ido desarrollándose dejando las puertas abiertas a una nueva etapa del capitalismo, el capitalismo de consumo, donde “el valor simbólico” prevalece sobre el “valor de uso y de cambio”. Las identidades resultan más versátiles y tienen el sello de la afinidad más que el de la pertenencia al grupo o a clase. Frente a esta disolución de la identidad social, ante la pujanza de los valores simbólicos, Marx acuña el concepto “fetichista” de la mercancía. Seduce a la par que recubre y obtura el producto y las relaciones sociales concurrentes en su producción, dotándolo de una realidad fantasmagórica, fetichista, que individualiza y desclasa

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